La Reflexología
es una técnica natural basada en la existencia de puntos reflejos en
diferentes partes del cuerpo, que corresponden a los órganos y
glándulas del organismo.
Durante una sesión de Reflexología
se trabajan estos puntos mediante presiones y movimientos sistemáticos
realizados generalmente con los dedos, que producirán una respuesta
refleja en los órganos correspondientes, con quien están intimamente
relacionados. El resultado de estos toques en las redes reflejas es un
reseteo o reinicialización de nuestro medio interno: la circulación
sanguinea, y también la comunicación nerviosa, generando desde el primer
momento relajación, disminución del dolor y mejora de los síntomas
presentes. De este modo se activan los mecanismos de autocuración que
todo ser humano tiene para mantener la homeostasis, debido a que está
ayudando a que el cuerpo trabaje mejor y sea más capaz de afrontar el
estrés de la vida.
Esto también le confiere propiedades preventivas, ya que se evitan
futuras dolencias, sobre todo si se asocia a hábitos de vida saludables.
La técnica reflexológica más conocida es Reflexología Podal
y de la mano. Con sus bases ancladas en las civilizaciones antiguas,
algunas muestras arqueológicas la localizan en Egipto, India y China
hace unos 5.000 años, y una continuidad por todo el mundo desde
entonces. Hoy en día se practica en la mayor parte de los países y en
todos los ámbitos: hospitales, consultas privadas, equipos
multidisciplinares, etc. potenciando al mismo tiempo la investigación
científica.
Nuestros pies y nuestras manos albergan un importante número de
terminaciones nerviosas (neuronas en contacto directo con el Sistema
Nervioso Central), que hacen de estas zonas el campo de trabajo más
habitual y efectivo para los reflexólogos, aunque no las únicas.
La Facioterapia y la Auriculoterapia entre otras, son técnicas que
trabajan con el mismo fundamento que la Reflexología Podal pero actuando
sobre la cara y el pabellón auricular.
La Reflexología es una terapia holística, ya que
ejerce sus efectos equilibradores sobre el campo físico, el energético y
el espiritual. Considera al ser humano como un “todo” con varios
aspectos que no se pueden separar. Cuando una persona recibe un
tratamiento de Reflexología, toda ella se beneficia, entre otras muchas
cosas de:
- Relajación profunda, elemento indispensable para que nuestro sistema nervioso pueda funcionar adecuadamente (recordemos que es quien rige todos los sistemas) y puedan liberarse las tensiones existentes en cuerpo y mente.
-
Mejora del flujo sanguineo, básico y esencial para que los órganos lleven a cabo su trabajo de forma efectiva.
-
Tomando consciencia de uno mismo. Emociones y físico, dos procesos paralelos y simultáneos que el ser humano ha de integrar.
Es una terapia no invasiva, apta para todas las edades y condiciones;
ideal para los niños y muy adecuada para embarazadas y para combinar
con otras terapias o tratamientos que se estén siguiendo, tanto
naturales como alopáticos.