lunes, 28 de mayo de 2012

Ir al Psicólogo.. ¡Yo no estoy loco!

Desmitificando al psicólogo


Si te duele una muela, vas al dentista, si tienes un problema de salud, vas donde un médico, si tienes un problema legal, consultas con un abogado, si tienes un problema financiero, llamas a un contador o a un economista. ¿Por qué no consultar a un psicólogo o a un psiquiatra cuando me siento nervioso, intranquilo, angustiado, tengo problemas emocionales o no puedo comunicar mis ideas, mis pensamientos o mis sentimiento a los demás, o mi comportamiento me causa problemas o causa problemas a otros o no logro salir adelante y progresar?
 
El común de la gente tiene la idea irracional de que consultar con un psicólogo o un psiquiatra y asistir a una psicoterapia significa que uno está “loco” o que es un “enfermo mental”.

La idea irracional de que los psicólogos y los psiquiatras tratan solo a “locos” proviene probablemente de la aureola de misterio y secreto que se le ha creado a estos profesionales. Persiste además  la idea de que “los trapitos se lavan en casa”. Hay temor a demostrar nuestras incapacidad o limitaciones, nos resistimos a otros conozcan “nuestros secretos” o por la resistencia al cambio y las defensas que utilizamos al adaptarnos a situaciones nuevas o diferentes o por temor e ignorancia de la labor que cumplen estos profesionales.

Los avances de la ciencia y de la tecnología, además de los estudios que se han realizado y se realizan en la actualidad, nos proporcionan un conocimiento cada día más profundo del ser humano y de sus manifestaciones. La psicología, ciencia que estudia los procesos mentales y la conducta de las personas, nos puede informar cómo los seres humanos sienten, piensan, aprenden y conocen para adaptarse al medio que les rodea y nos ayuda a conocer y explicar su comportamiento a través de diferentes teorías, además de  predecir sus acciones futuras pudiendo intervenir sobre ellas.

Todos, en algún momento de nuestras vidas, como seres humanos que somos y que interactuamos dentro de una sociedad, nos hemos enfrentado a conflictos y traumas. Nuestra adaptación a ciertas circunstancias y hechos pueden haber sido difíciles y dolorosos- El sufrimiento probablemente nos hayan cuasado trastornos y síntomas que nos hayan hecho sentir limitados e  incapaces encontrar solución al problema, por nuestros propios medios. Algunos probablmente han  acudido a un familiar o persona de  confianza; se alivió el sufrimiento y el problema, aparentemente se solucionó. Pero en muchos casos y en especial aquellos en los que no se han aportado soluciones. los problemas y síntomas se mantienen con consecuencias en nuestra vida personal, en nuestro trabajo, en nuestra familia.

La terapia aplicada por un profesional de la psicología o la psiquiatría,  es una asistencia o ayuda que se diferencia de la ayuda informal porque proviene de una persona formada y autorizada para prestar esa ayuda y lo apoyan teorías científicas que le permiten determinar el origen de los trastornos y la forma de aliviar sus consecuencias

Ir a un tratamiento con un profesional de la psicología o la psiquiatría no nos limita ni nos incapacita. Es un profesional especialmente entrenado para brindarnos ayuda solidaria, para lograr una mejor comprensión y aceptación de nosotros mismos y cambiar nuestras actitudes hacia nosotros, hacia los demás y hacia el mundo en general. La terapia que nos brindan constituye una situación de aprendizaje en la cual se va a producir una reeducación emocional y una reestructuración o entrenamiento de la funciones de comunicación y  de relación, las cuales se consideran afectadas en la persona.

Es un campo privilegiado donde la persona tiene la oportunidad de tomar conciencia y lograr verse como realmente es y no como creía ser. Nos revela el sentido de las conductas que en lo cotidiano de la vida parecen neutras, aunque se sufra por ellas. Así, los síntomas o trastornos van resultando significativos en la medida misma que vamos comprendiendo el papel que juegan en nuestra vida y nuestra salud.

El objetivo entre otros, es disminuir el sufrimiento y el malestar psíquico, los sentimientos de angustia; eliminar o adecuar los sentimientos de insuficiencias, logrando una mejor aceptación de sí mismo; desarrollar habilidades y capacidades que están en déficit y crear una mayor disposición hacia las relaciones interpersonales, disminuyendo o eliminando sus trastornos en la comunicación con los otros y la inadecuada resolución de conflictos; excluyendo con realidades, información y lógica, los mitos, creencias e ideas irracionales que nos provocan dificultades emocionales y de comportamiento; disminuyendo o eliminando diversos trastornos psíquicos y somáticos que como consecuencia de los primeros (o a la inversa) están presentes en nosotros y por último, lograr que el pasado no nos agobie, vivamos el presente y planifiquemos nuestro futuro con expectativas positivas. En otras palabras, nos ayuda a mejorar nuestra salud mental, familiar, laboral y social.

Alejandra Palacios Banchero de Tinoco

www.psicologiabreve.es 

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