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lunes, 28 de mayo de 2012

El significado de los gemidos en el sexo

Gritos, suspiros y gemidos que hacen de la experiencia algo sublime, sensual y excitante, y que dicen más de lo que crees

Gritos, suspiros y gemidos; los sonidos del amor son tan variables como las preferencias de cada persona al hacer el amor. Ambos sexos experimentan la sensación de exclamar cualquier tipo de ruido cuando sienten placer o se encuentran en pleno clímax.
 

Más que sensaciones placenteras


Claro que emitir sonidos es algo natural, pero hay parejas que se ven envueltas en el dilema de "gritar o no gritar", pues para muchos hacerlo les parece vergonzoso o humillante, lo que lleva a reprimirse de disfrutar esta sensación.

Estadísticamente las mujeres son las que más gritan durante al sexo aún sin haber llegado al orgasmo; por otra parte, los hombres son menos expresivos y la mayoría de las veces suelen gemir cuando están al tope de su clímax. Lo que es un hecho es que ambos experimentan un sentimiento de alivio cuando logran exclamar estos sonidos.

Sonidos para prender la llama


Aún cuando existen parejas que prefieren callar durante el acto sexual, existen otras que gustan de hacerlo debido a que escuchar este tipo de sonidos les resulta una experiencia erótica.

Los sonidos son unos estimulantes muy poderosos, ya que ambos sexos disfrutan y se excitan al saber que causan placer en su pareja y es por medio de los gemidos y palabras que se enteran de tan satisfactoria sensación.

El sexólogo Martín Velazco comenta señala que las formas de expresión varían dependiendo el nivel de comunicación y confianza con la pareja. "Muchos hombres gustan de escuchar a ellas gritar y gemir mientras hacen el amor ya que se refuerza la seguridad en el acto; por el lado de la mujeres, también se experimenta cierto placer al escuchar su pareja, aún cuando ellas son más expresivas".

La empatía es parte fundamental para no caer en malentendidos respecto al tipo de sonidos e inclusive palabras que se pueden llegar a emitir; "algunas veces la pasión hace que se expresen ciertas cosas que pueden parecer desagradables o incluso ofensivas; sin embargo, ya dependerá del nivel de comunicación y conocimiento de su pareja para no mal interpretarlas", añade Velasco.

Curiosidades de gritar o no


1. Los seres humanos no somos los únicos que realizamos sonidos durante el sexo; de acuerdo a un estudio publicado en el sitio LiveScience.com, los monos también lo hacen; un 86% de las hembras gimen en el acto para estimular a los machos y estos logren llegar al clímax; la investigación también reveló que sin estos sonidos hechos por ellas, su pareja nunca eyacularía.

2. La excitación producida por los gritos y gemidos puede llegar a ser tan fuerte o inclusive más que la estimulación directa a los órganos sexuales; gracias a que la sensibilidad del oído, provoca efectos para que se pueda lograr esto.

3. Los sonidos que se realizan durante el sexo no siempre ocurren cuando se tiene un orgasmo, estos pueden anteceder al mismo y subir de intensidad conforme se va alcanzando el clímax.

4. Un estudio de Inglaterra reveló que un grupo de adolescentes malinterpretaron los gritos de una chica que mantenía relaciones sexuales con su novio al creer que era víctima de un asalto; los jóvenes propinaron tremenda golpiza al amante para "salvarla".

5. El periódico inglés The Sun, dio a conocer otra noticia relacionada al sexo y los sonidos: el caso de Caroline Cartwright, quien fue acusada por sus vecinos de gritar despavoridamente cada noche que mantenía sexo con su esposo, situación que la llevó a ser condenada por un juez a nunca más volver a exclamara cualquier ruido durante el acto.

Estos datos curiosos, encierran anécdotas divertidas que no deben asustarte, el placer es de quien lo trabaja y si deseas gritar, gemir o suspirar al sentir una caricia o momento de locura sexual, hazlo, no te arrepentirás de expresarte y eso reforzará los lazos de confianza con tu pareja.

Artículo de esmas.com

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Las Caricias... Son verbales y no verbales

Psicología de la Vida Cotidiana

Todos nosotros necesitamos atención. Tenemos necesidad de ser tomados en cuenta. Esto es una necesidad vital. Es tan vital como el alimento y el aire que respiramos.

La falta del estímulo de ser tomados en cuenta en los primeros años de vida trae consecuencias graves a nivel mental, social y físico.

Esta necesidad de atención se ve satisfecha a nivel de las caricias. Las caricias con un término que acuñó el Dr. Eric Berne en su enfoque denominado “Análisis Transaccional”.

Las caricias son el medio a través del cual nos comunicamos con otra persona, valorándola por lo que es o lo que hace. Se definen como la unidad de atención y reconocimiento que una persona le da a otra. Estas pueden ser físicas o verbales. Las físicas generalmente se visualizan en un beso, un golpe, un abrazo, una palmada, una mirada, etc.

Las caricias se dividen en condicionales e incondicionales. Las incondicionales son aquellas caricias que se dan por lo que la persona es. No hace falta hacer nada para merecerlas.

En cambio, las condicionales se dan por el hacer de la persona. Dependen de lo que la persona ha hecho para merecerlas.

Una vez entendido esto, encontramos que existen caricias condicionales positivas y caricias incondicionales positivas, así como también existen las caricias condicionales negativas e incondicionales negativas.

Veamos algunos ejemplos. Con respecto a caricias incondicionales positivas tenemos frases como: “Eres linda”, “Te quiero”. Con respecto a caricias condicionales positivas tenemos frases como: “Eres muy trabajador”, “Te queda chévere esa camisa”.

En el plano de caricias negativas también tenemos ejemplos. Podemos ver caricias incondicionales negativas tales como: “Eres incompetente”, “No te quiero”. Las caricias condicionales negativas se pueden dar así: “¡Este trabajo está mal hecho, como de costumbre! ¡Nunca puedes hacer nada bien!”. Esta caricia condicional negativa es destructiva e hiriente. Pero una caricia condicional negativa puede ser útil y constructiva como en la siguiente frase: “Este trabajo no está bien hecho. Puedes hacerlo mejor.”

También existen caricias que en apariencia son positivas, pero realmente llevan un mensaje negativo, como por ejemplo, “¡Oye, qué bien te ves, para tu edad!”, “¡Para ser mujer, te desempeñas muy bien en la mecánica!”, “Pobrecito, después de tanto esfuerzo no lograste pasar el examen”. Estas caricias se denominan “plásticas”.


Concordando con Quintero y Boersner en su libro

“¡En mi casa no me entienden!”, para que una caricia nutra realmente a una persona a la cual está destinada, debe provenir de una fuente de amor y simpatía hacia esta persona. En contraste, una caricia que no proviene de esta fuente y se da con motivos ulteriores de interés personal, de manipulación, u otros motivos egoístas, se llama caricia falsa, que es sinónimo de caricia plástica.

Finalmente, se afirma que la caricia por ser de tan magna importancia en la vida del ser humano, siempre los seres humanos están dirigidos a la búsqueda de caricias. Donde escasean, probablemente se conformen con caricias negativas, debido a que cuando carecen de caricias positivas, una negativa es mejor que ninguna.
Artículo de Alessandro D’Amico. El Periodiquito.com.

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miércoles, 21 de marzo de 2012

Las relaciones interpersonales


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Libro: Corrígeme si me equivoco

De Giorgio Nardone

Editorial Herder, Barcelona, 2006





En su último libro, Giorgio Nardone, uno de nuestros psicoterapeutas favoritos, desgrana los entresijos de la comunicación en la pareja. Un libro breve, sin un ápice de paja –algo que sinceramente se agradece– en el que nos enseña a dialogar estratégicamente con el fin de alcanzar y transformar los desacuerdos en acuerdos, los posibles conflictos en alianzas. El diálogo estratégico –fruto de una larga y exhaustiva investigación aplicada a los procesos de comunicación en el ámbito filosófico, terapéutico y empresarial– parte de la premisa de que el objetivo de la comunicación no es vencer haciendo perder al otro, sino vencer juntos. Se busca descubrir conjuntamente aquellas perspectivas que permiten encontrar el acuerdo.
Para adentrarnos en el aprendizaje de la técnica de dialogar estratégicamente primero hay que liberarse de algún que otro prejuicio moralista: pensar, por ejemplo, que utilizar estratégicamente la comunicación es una forma de manipulación. Debajo de este prejuicio subyace la idea, del todo infundada, de que puede existir un modo de comunicar que no influencie al otro.

Cualquier interacción entre dos personas, se quiera o no, consciente o inconscientemente representa un acto de influencia recíproca. Dialogar estratégicamente no significa manipular al otro, como podría parecer, sino hacerlo de modo que encontremos junto a éste el punto de encuentro.
Citando las palabras de Giorgio Nardone:


“Considerado esto, podemos decidir hacer como el avestruz que esconde la cabeza bajo la arena cuando es perseguido por un depredador para no verlo; o bien, decidir aprender a utilizar el lenguaje persuasivo. El instrumento en sí no es nunca ni bueno ni malo, es el uso que hacemos de él lo que lo vuelve como tal. Si yo decido no aprender a manejar las estrategias de comunicación por mero rechazo moralista, he de tener también en cuenta que seré víctima de ellas. Si, en cambio, aprendo a manejarlas, puedo escoger si utilizarlas o no. En otras palabras, la persona ha de decidir si es artífice de lo que construye y gestiona, o víctima de aquello que inconscientemente construye y luego padece”. 



Para enseñarnos a dialogar estratégicamente Giorgio Nardone identifica, primero, los ingredientes de los diálogos fallidos: 



1.
Puntualizar.
2. Recriminar.
3. Echar en cara.
4. Sermonear.
5. ¡Te lo dije!
6. Lo hago sólo por ti.
7. Deja, ya lo hago yo.
8. Reprobar.


Una vez determinadas las formas seguras de diálogo fallido, el primer paso consiste en evitarlas; el segundo, en sustituirlas por estrategias y tácticas realmente capaces de hacernos alcanzar nuestro objetivo. Para ello es preciso conocer los ingredientes y la estructura del diálogo estratégico. ¿Cuáles son esos ingredientes? Aquí tienes algunos de ellos:



1.
Preguntar antes que afirmar.
2. Pedir confirmación antes que sentenciar.
3. Evocar antes que explicar.
4. Actuar antes que pensar.

Finalmente, para hacer más claro y accesible el método, Nardone presenta algunos diálogos mantenidos durante demostraciones públicas de la técnica del diálogo estratégico.
Fíjate en el siguiente diálogo:



Tras una jornada de duro trabajo, su compañera sale a recibirlo y se pone rígida de inmediato, baja los ojos y no dice nada; usted experimenta una sensación de fastidio por dentro y piensa: “Sólo faltaba esto, después de todos los problemas del día”.

Luego ella le mira y con expresión dura y voz cortante le dice:

"¿Te estás dando cuenta de que últimamente ya no eres tan amable conmigo?"

Usted se siente procesado, la forma le molesta, tiene ganas de contestar mal o intenta defenderse disculpándose, pero a sus excusas ella responde:

"Claro, tú te disculpas, ¡pero luego continúas haciéndolo! Y además, si no te lo hubiese dicho, ni siquiera te habrías dado cuenta”.

En este momento su irritación está por las nubes, así que la increpa verbalmente o aguanta apretando los dientes y dice:

"Tendrías que entenderlo... precisamente tu... sabes los problemas que tengo en esta época”.

Y ella, aún más enfadada:

"Ah, claro, tus problemas están antes que yo".

Entonces, desarmado, puede contraatacar generando un conflicto de órdago o encerrarse en un silencio despreciativo. La velada avanzará en una atmósfera tensa de incomprensión y rechazo o de victimismo por su parte. La despedida aparecerá al final de la velada como una liberación.



¿Y tú como te comunicas? 




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